miércoles, 22 de febrero de 2012

Goyas con H intercalada.

Aunque un poco tarde –en estos pocos días desde la entrega de los últimos premios Goya ya se ha dicho de todo sobre la ceremonia, los premios, la alfombra roja y todo lo habido y por haber y ya ha pasado todo el mundo a otros temas y la XXVI edición de los Goya ya no le interesa a nadie– no me resisto a comentar lo que me pareció todo lo que vi el domingo. Que no me lee nadie, pues nada.

Vamos por partes: lo primero, la Ceremonia. Tenía puestas muchas esperanzas en el quehacer de Eva Hache y bueno. Vale. De acuerdo. Me explico: me gustó cómo empezó, el número musical me pareció lo más (por abreviar) así como el monólogo inicial, pero… después… ¿dónde estaba Eva Hache, además de para presentar el Goya de Animación con Tadeo Jones? La eché de menos. Que estaba desaprovechada, vamos. Para mi gusto. Sentimiento que se iba haciendo más y más evidente según los premiados iban alargando sus discursos y aburriéndonos con ellos más y más (con honrosas excepciones) y eso que Lluís Homar había puesto el listón muy alto.

No me gustó nada el dichoso rap que a todo el mundo le ha encantado. No me gustó la omnipresencia de Marta Etura (para un año que no la nominan…) No me gusta el careto del ministro Wert (¿de verdad tenía que estar?) No me gustó (un año más y van…) los clips de las candidaturas (que las hagan, de una vez, con un mínimo de criterio) ni las parejas imposibles para presentar los premios (que las piensen con un mínimo de coherencia: ¿Marisa Paredes y Alberto Ammán? ¿Ingrid Rubio y Resines? ¿No hubieran quedado mejor cambiando de pareja?) ¿De verdad son necesarios tres directores para entregar el premio al mejor director y otros tres para el de mejor película? ¿Por qué se repitió la entrega del Goya de Honor, ya entregado durante la reunión previa a la entrega de los nominados, y más aún cuando la homenajeada ni siquiera estaba presente?

Me emocionó la aparición de Silvia Abascal, ya cuando la entrevistaron en la alfombra roja, pero ¿por qué no se levantaron para aplaudirla en la gala? Estos académicos tan comodones… Me emocionaron las lágrimas de Javi. Perdón, Juanjo Artero. Me gustó que se diera (por fin) un Goya a cada uno de los ganadores en una misma categoría, pero ¿por qué lo hicieron sólo en los primeros entregados? ¿Calcularon mal y después les faltaban? Me gustó, en general, cómo se repartieron los premios, con alguna excepción. Me gustaron los discursos de agradecimiento de Lluís Homar (pese a su duración), acordándose de los auxiliares y Montxo Armendáriz, de Kike Maíllo y su defensa de la escuela pública, de Elena Anaya. Me gustó que fuera Almodóvar y se sentara en primera fila, aunque cual Jack Nicholson patrio no se desprendiera de las gafas ni un segundo.

En cuanto a los premios me pareció bastante bien el reparto: me gustaron mucho los premios para No habrá paz para los malvados, los de las actrices de La voz dormida, los de Eva… El de Elena Anaya (me cae tan bien esta chica…), el décimo de Alberto Iglesias… Muy bien todo, de hecho (hasta los de Blackthorn, aunque no la haya visto) Y Que sí, que soy superfan de Almodóvar pero si no se lo merece no se lo merece. Y punto.

Vamos a criticas (por criticar): la alfombra roja: ¿los más guapos y guapas? Desde luego, para mí, la más guapa de la noche, espléndida de blanco Gucci, y me atrevo a decir que se le nota en la cara lo feliz que está, fue Verónica Echegui. Y ya después, Elena Anaya, también de blanco; Goya un año más soy la más elegante Toledo, Michelle Jenner, Cayetana (y su acompañante) El novio de la Echegui. Daniel Brühl, pese a los kilos de más y el corte de pelo. Raúl Arévalo y Quim Gutiérrez (éstos no fallan) Marc Clotet (Virgen, Virgen, Virgen) El director del corto documental. Kike Maíllo (marido marido) ¿Y los menos guapos? Inma Cuesta y su vestido de encajes, Pilar López de Ayala y el vestido que le había aconsejado su estilista (cambia de estilista o, directamente, mátalo, Pilar), Lucia Jiménez, Angie Cepeda, Clara Lago, las americanas de Sánchez Arévalo y Eduardo Noriega. El exceso de bótox en Victoria Abril.

Y algunas preguntas (con o) sin respuesta: ¿Quién se ha comido a Isabel Coixet? ¿Por qué no estaba nominado Roberto Pérez Toledo? ¿Quién es (era, supongo) la empresa de seguridad de los Goya? ¿Quién peinó a Belén Rueda? ¿Los presentará el año que viene Rosa María Sardà?

Ahora, a por los Oscars.